domingo, 18 de junio de 2017

Presencia Eucarística en nuestras calles

 

En la Solemnidad del Corpus Christi, parece justo recordar Aquél, que bajo la guía del Espíritu Santo ha hecho de modo que se instituya la Fiesta,
Don con el que el Señor nos busca. Si queremos conocer a Jesús en el modo en el que Él se ha manifestado y no como lo pensamos nosotros, no es suficiente decir: “Está dentro de mí, Él es mi Amigo por lo que no tengo necesidad de nada más”. No es una amistad sincera con Jesús la que rechaza a la Iglesia o los sacramentos juzgándolos como algo superfluo sin saber que es lo que realmente piensa Jesús.
El primer pensamiento reflexionando sobre el Sacramento Eucarístico es que Él es el dueño del mundo: las procesiones del Corpus Christi quieren manifestar esta realidad también exteriormente.
¿Qué decir de las procesiones? Cuando Jesús pasa todavía hay muchos que expresan su reverencia, en otros hace nacer la indiferencia e incluso el fastidio. Pero Jesús pasa para todos y nosotros estamos allí para seguir su invitación. Pasa en silencio entre cantos y reflexiones; pasa por las calles no porque haga Él las diferencias, sino porque somos nosotros los que elegimos de qué parte estar: o con Él o contra Él. También cuando Jesús pasó aquel día entre las calles de Jerusalén para ir al Gólgota, también aquel día hubo quien no se dio cuenta que estaba pasando el Hijo de Dios.
San Agustín puede ayudarnos a comprender la Fiesta de hoy, Jesús le dijo: “Yo soy el alimento de los fuertes; crece y me tendrás. Tú no me transformas en ti, como el alimento del cuerpo, y serás tú transformado en Mí”.
Sin ilusiones, sin ideologías, nosotros caminamos por los caminos del mundo llevando dentro de nosotros el Cuerpo del Señor, y las procesiones son manifestación externa de esta divina Presencia en nosotros.
No dejémonos roben el paso del Rey del mundo por nuestras calles. Los políticos que piensan en el bien de los ciudadanos aplastando una mayoría para tutelar una minoría, en nombre del pluralismo quieren eliminar esta procesión y después permiten manifestaciones que van contra la moral común de toda persona. Repito: no dejémonos que nos roben el paso del Rey del mundo.
Festejamos por nuestras calles un Pan, ese Pan es Dios con nosotros. El Dios que nos quiere liberar de nuestro abatimiento y desánimo, nos quiere elevar para que podamos retomar el camino con la fuerza que Dios nos da mediante Jesucristo. La Eucaristía es el Sacramento de Dios que no nos deja solos en el camino sino se pone a nuestro lado y nos indica la dirección justa porque ha venido a caminar con nosotros.

P. Pierdomenico Volpi

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